“AQUÍ Y AHORA”
CHIRINOS, ENEIDA.
EL CONFLICTO FRENTE AL CAMBIO EN LAS ORGANIZACIONES.
El cambio organizacional en ocasiones resulta difícil, a pesar de los retos, muchas organizaciones aplican los cambios necesarios con éxito. Las organizaciones adaptables y flexibles, tiene una ventaja competitiva sobre las rígidas y estáticas. Por lo tanto, la administración del cambio se ha convertido en uno de los principales centros de atención de las organizaciones eficaces de todo el mundo. En muchos aspectos la administración eficaz del cambio significa comprender y emplear conceptos del análisis organizacional. Tanto en las sociedades avanzadas como en los países en desarrollo suceden cambios que provocan repercusiones significativas sobre las organizaciones, que exige de ellas y de su personal, adaptaciones constantes.
Las organizaciones son ambientes sociales donde el conflicto así como el cambio son inevitables. El conflicto puede ser un problema serio para cualquier organización, pero también la oportunidad de afinar las interacciones y de generar una dinámica más creativa y productiva en la misma. No todos los conflictos son malos, algunos son útiles para identificar o clarificar aspectos que requieren corrección. Los conflictos tienen su lado negativo pero también pueden tener un lado positivo, todo depende de la forma en que se manejen. Ahora bien, el cambio es lo único constante en el mundo que vivimos, pero todo cambio genera incertidumbre y temores en los seres humanos, que muchas veces se reflejan en conductas de resistencia, que frenan y hasta paralizan transitoriamente el desarrollo de las organizaciones. Por ello los gerentes planean como introducir los cambios para que las personas se adapten de la mejor manera a ellos. El clima o ambiente organizacional es producto de la forma en que se mezclan, influyen y afectan una serie de factores algunos visibles y otros ocultos que integran la dinámica de la organización. Cuando se examina el ambiente de una organización, es como estudiar un iceberg (témpano flotante de hielo), todo lo que se ve es muy importante, pero mucho más lo que no se ve, eso que queda oculto bajo la superficie, merece nuestra atención porque es donde generalmente se generan los problemas. Todas las personas actuamos y convivimos según el status quo, cuando se implementan los cambios, de la naturaleza que sean se da una reacción inexorable, la Resistencia al cambio, la cual se ilustrará así, un cambio de estación, la primavera silenciosamente ha realizado su debut dejando atrás las frías brisas del invierno. Recordándonos una vez más la simple lección que nos da naturaleza acerca del cambio y el crecimiento. Algunas personas reciben felizmente el cambio de estaciones, mientras otras se resisten a él.
Aquellos que resisten el cambio de estaciones organizacionales, tienen grandes dificultades. Todos nosotros sabemos que no podemos frenar el cambio de estaciones, pero si podemos sobrellevar nuestra relación con el cambio en sí mismo. De ahí la plena convicción de que ciertamente, es posible superar la resistencia al cambio. La introducción de cambios provoca al comienzo resistencias a menudo considerables. Ello se produce cuando se trata de modificar ciertos hábitos cotidianos de orden horario o cambio de instancia administrativa, o los que tienen que ver con la promoción de nuevos métodos de trabajo o de organización entre otros. La transición resulta ser siempre difícil. ¿A qué se debe ese fenómeno muy general de resistencia al cambio? ¿Cómo superarlo? Estas preguntas adquieren relevancia en una época caracterizada por una aceleración del cambio en todos los dominios y sectores sociales. Nuestra vida cotidiana es regida por un conjunto de costumbres, hábitos y modelos que afectan tanto a la forma de alimentarse y vestirse, como a la de trabajar o aún establecer relaciones con los demás. La resistencia al cambio puede provenir ante lo inevitable, cambios estructurales, organizacionales, de edificación, de residencia, de trabajo entre otros y se siente entonces la impresión de que un poder superior maneja dichos cambios a su voluntad, sin tener en cuenta la forma en que habían podido adaptarse al sistema anterior, ni las sugestiones que con el tiempo habían podido presentar. En fin se trata de seguir sin mirar atrás, para que el pasado no te detenga o estorbe en el camino al presente, se tiene que afrontar la realidad y trabajar las contingencias en función de ellas.
Por lo demás, un fenómeno de inercia y rigidez tiende a frenar el esfuerzo necesario para realizar una nueva adaptación. En ese sentido, es inevitable que la edad o el estado de cansancio refuerzan la resistencia provocada por el cambio. Los actuales modos de conducta han sido el resultado de un aprendizaje y de una adaptación al medio físico o social. Todo lo que cambie lo habitual aparece como difícil y peligroso. Esa resistencia abarca también una pérdida de prestigio en caso de fracaso o aun de menor rendimiento. El individuo siente un riesgo de devaluación, tanto respecto de los demás como frente a la imagen que tiene de sí mismo. Las personas que se resisten a los cambios suelen tener cierto desgaste emocional, producto de las tensiones, la inquietud y la ansiedad que afectan a la personalidad de un individuo durante un periodo de cambio. El hecho es que todo cambio trae consigo cierto grado de concienciación de las personas en cuanto a su experiencia anterior en situaciones similares. Si la experiencia previa tuvo éxito, la predisposición de las personas tenderá a ser positiva. En caso contrario, las personas experimentarán una sensación de amenaza, de peligro y de incertidumbre de su futuro
La resistencia al cambio puede manifestarse de diversas maneras y en distintos niveles de análisis, tanto individual, grupal u organizacional. De esta manera podemos mencionar ocho formas primarias de resistencia que se dan en los niveles de análisis antes mencionados, ellas son: Confusión: Cuando este se hace presente resulta dificultoso la visualización del cambio y de sus consecuencias. Crítica inmediata: Ante la simple sugerencia de cualquier cambio se demuestra una negación hacia la misma, sin importar la propuesta. Negación: Existe una negación a ver o a aceptar que las cosas son diferentes. Hipocresía: Demostración de conformismo hacia el cambio cuando en realidad interiormente se está en desacuerdo. Sabotaje: Acciones tomadas para inhibir o matar al cambio. Fácil acuerdo: Existe un acuerdo si demasiada resistencia sobre el cambio aunque no hay compromiso en dicho acuerdo. Desviación o distracción: Se evade el cambio en si, pensando que tal vez de esa forma sea olvidado. Silencio: No existe una opinión formada del tema por falta de información. En fin resistirnos al cambio lo que provoca es ansiedad, incomodidad, y conflictos que a la larga se tienen que superar. Trabaja en función del cambio, prepárate y sobrevive a los cambios. La Frase para este artículo jemyrsch@gmail.com "Puede que tengas razón". Esta frase es altamente efectiva para deshacer un argumento y restaurar las emociones debilitadas. El lado curioso de "Puede que tengas razón" es la humildad de admitir, "Puede que yo esté equivocado". Admitámoslo. Cuando tienes un enfrentamiento con alguien y tratas de argumentar, lo único que consigues es que el otro refuerce su punto de vista. Tratemos de cambiar y abrir la puerta a fomentar la exploración del tema, en el que puedes tener entonces la oportunidad de ver las cosas de una manera más racional. ¡No luches por lo inevitable, sin razón ni argumentos!
La resistencia al cambio puede manifestarse de diversas maneras y en distintos niveles de análisis, tanto individual, grupal u organizacional. De esta manera podemos mencionar ocho formas primarias de resistencia que se dan en los niveles de análisis antes mencionados, ellas son: Confusión: Cuando este se hace presente resulta dificultoso la visualización del cambio y de sus consecuencias. Crítica inmediata: Ante la simple sugerencia de cualquier cambio se demuestra una negación hacia la misma, sin importar la propuesta. Negación: Existe una negación a ver o a aceptar que las cosas son diferentes. Hipocresía: Demostración de conformismo hacia el cambio cuando en realidad interiormente se está en desacuerdo. Sabotaje: Acciones tomadas para inhibir o matar al cambio. Fácil acuerdo: Existe un acuerdo si demasiada resistencia sobre el cambio aunque no hay compromiso en dicho acuerdo. Desviación o distracción: Se evade el cambio en si, pensando que tal vez de esa forma sea olvidado. Silencio: No existe una opinión formada del tema por falta de información. En fin resistirnos al cambio lo que provoca es ansiedad, incomodidad, y conflictos que a la larga se tienen que superar. Trabaja en función del cambio, prepárate y sobrevive a los cambios. La Frase para este artículo jemyrsch@gmail.com "Puede que tengas razón". Esta frase es altamente efectiva para deshacer un argumento y restaurar las emociones debilitadas. El lado curioso de "Puede que tengas razón" es la humildad de admitir, "Puede que yo esté equivocado". Admitámoslo. Cuando tienes un enfrentamiento con alguien y tratas de argumentar, lo único que consigues es que el otro refuerce su punto de vista. Tratemos de cambiar y abrir la puerta a fomentar la exploración del tema, en el que puedes tener entonces la oportunidad de ver las cosas de una manera más racional. ¡No luches por lo inevitable, sin razón ni argumentos!
Dra. Chirinos Eneida
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