¡Lo que nos hace únicos y auténticos!
25/12/2012 | DIARIO ULTIMA HORA.
(ENEIDA CHIRINOS)
Lo que hace único a un individuo no es quién es, sino en quién se convierte. Hacerse auténtico es un proceso, no un suceso. Incluye no sólo conocerse a uno mismo, sino también reconocer a los otros y su influencia en uno mismo, así como la influencia de las propias acciones sobre los demás. Hacerse auténtico es un proyecto individual. Pero la autenticidad personal no debería confundirse con el individualismo radical. Si la búsqueda de la autenticidad personal es solo para lograr la realización personal o para satisfacer deseos personales, entonces es individualista y egocéntrica. Pero si va acompañada de la conciencia de los demás y está integrada con todos los aspectos del mundo externo, entonces es una lucha que vale la pena y no una tendencia superficial. La verdadera autenticidad personal, no trata solamente de percepciones y sentimientos individuales, sino también de los que están ligados a aspectos externos de la realidad.
El conocimiento completo de uno mismo es inalcanzable; no se puede explorar el laberinto entero de la conciencia humana. Pueden surgir obstáculos al no entender bien algunas partes de uno mismo, al haberlas olvidado o simplemente al desconocerlas. Se tiene que luchar por tener un comportamiento moral, a pesar de la presión de la sociedad y de las circunstancias económicas. Circunstancias difíciles, como la enfermedad, pueden llevar también a una duda e inseguridad excesivas; el verdadero conocimiento de uno mismo debe tener en cuenta estas condiciones. Para ser auténtico, necesariamente hay que estar consciente de la relación compleja entre uno mismo y los otros y entre la autenticidad y la falta de ella. Además de ser consciente de su propia falta de autenticidad y de sus imperfecciones, y trascender el condicionamiento del pasado y del conjunto asociado de comportamientos que determinan su interacción con el mundo. la autenticidad nos lleva a reflexionar acerca de la fragilidad e incertidumbre de la condición humana, incluyendo la conciencia y la aceptación de la mortalidad humana, del sufrimiento humano y de su lucha por la supervivencia; a los fines de prestar atención a los propios estados físicos y emocionales, así como a los de los otros. Ser auténtico implica reconocer y aceptar el dolor, el miedo, la soledad y la vulnerabilidad como realidades de la condición humana, convirtiendo a estos en atributos naturales de la humanidad. Es necesario privilegiar el ser consciente de que el estado físico o emocional puede determinar lo que uno piensa, o cómo uno percibe e interpreta las cosas. De ahí la proposición de tener un diálogo interno permanente y constante sin inhibiciones, pero al mismo tiempo debería dejar el diálogo personal al entablar un diálogo externo.
Otro límite en la búsqueda de la autenticidad tiene que ver con el lenguaje. El propósito principal del lenguaje es expresar y comunicar ideas, pensamientos, información y sentimientos. Pero está abierto a las malas interpretaciones y a la distorsión. Los límites del lenguaje y del pensamiento humano son algunas de las barreras a la autenticidad humana. Las palabras y el lenguaje a menudo no son adecuadas para expresar todo el espectro de pensamientos y sentimientos que tiene una persona. Algunas cosas no pueden ser expresadas de ninguna manera. Las palabras y las frases son a menudo ambiguas, porque tienen más de un significado. Además, los pensamientos y percepciones cambiantes sobre uno mismo pueden no ser comprensibles, así que expresarlos usando las palabras y el lenguaje puede no ser siempre consistente. Podríamos preguntarnos si las palabras representan de hecho la realidad o solo un concepto de realidad, o una representación reducida de la realidad, o si las palabras y el lenguaje pueden incluso generar multitud de realidades separadas.
La autenticidad no deja de lado los límites del conocimiento y la comprensión humanas, así como de las limitaciones del lenguaje natural para comunicar los propios pensamientos. Además de considerar la posibilidad de que cualquier verdad que crea saber sobre la naturaleza, incluyendo en ésta a la naturaleza humana, puede no ser la verdad definitiva, es poner en duda las propias percepciones e interpretaciones, así como las de los otros, y estar dispuesto a aceptar la incertidumbre, reconociendo y aceptado las limitaciones humanas como elementos de la autenticidad humana, Es un espejo en el que puede verse a uno mismo como parte de un todo y como un todo que contiene multitud de partes, y ser consciente de sus interacciones. Uno debe ser capaz de moverse por el laberinto de la propia mente y desplazarse hacia adelante y hacia atrás en el tiempo para conectar sucesos y recuerdos pasados para conformar un sujeto coherente. Ser auténtico es modular aspectos del propio yo interno dependiendo de las circunstancias; es la habilidad de reconocer y seleccionar las características auténticas más adecuadas para cada situación.
Esta lista de principios y atributos de la autenticidad personal no sustituye a una definición precisa de autenticidad personal. Solo nos da un pequeño boceto, con la comprensión implícita de que nunca será completado del todo. Así pues, la autenticidad personal parece estar en los límites de la razón humana. A pesar de todo, como uno de los criterios principales de la autenticidad personal es ser veraz y honesto con uno mismo y con los otros, eso requiere una amplia comprensión de todo lo relacionado con la humanidad y la naturaleza. El nivel de auto-conocimiento y de autenticidad personal depende de una gran variedad de factores individuales, incluyendo diferentes circunstancias personales, habilidades interpretativas, cultura, religión, ideología, visión del mundo, así como de los detalles del carácter del individuo, su experiencia, conocimiento y factores emocionales. Así pues, cada individuo se percibe y se interpreta a sí mismo, a los otros y al mundo a su propia manera. Además, todo lo anterior está cambiando constantemente y su comprensión es siempre parcial y sesgada. La reflexión de este artículo: "Quien es auténtico, asume la responsabilidad por ser lo que es y se reconoce libre de ser lo que es." (Jean Paul Sartre) jemyrsch@gmail.com. @aquiyahoraech
Temáticas de Interés relacionadas con mis Hobbys y/o emprendimientos. Vinateria Artesanal, Bonsái, Cactus y otras suculentas @chirinoseneida @tunasycardones @vinateriacandelaria
miércoles, 26 de diciembre de 2012
martes, 18 de diciembre de 2012
PUBLICACIÓN COLUMNA AQUÍ Y AHORA. 18-12-2012 DIARIO ULTIMA HORA.
Si la vida es un arte... su valor clave es la autenticidad
17/12/2012 | 6:57 PM
(ENEIDA CHIRINOS) En la búsqueda de la verdad y el sentido en la vida, los seres humanos intentan lograr la autenticidad a través de las interacciones sociales y las diversas formas de expresión. La autenticidad se suele definir como el hecho de ser veraz y honesto con uno mismo y con los otros, como una credibilidad indiscutible, una carencia absoluta de artificios, implica que la autenticidad es relacional y está conectada con la identidad personal y las relaciones con el contexto donde convive; entonces, la autenticidad se puede considerar como un proceso de análisis del sujeto y del mundo externo. Y ya que el sujeto surge de la interacción entre él mismo, los otros y el entorno en una sociedad y un mundo complejos, pueden coexistir varias identidades dependiendo del lugar y el contexto. Algunos defienden que el sujeto no es una sola entidad, sino que contiene múltiples capas de percepciones, pensamientos y comportamiento cambiante dependiendo del contexto. Lograr la autenticidad es una misión individual, ya que cada persona tiene su propia forma individual de ser. Por consiguiente, el concepto se vuelve bastante arbitrario y puede ser confuso para las relaciones humanas: lo que es auténtico para un individuo puede ser diferente para otro.
Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia. Toda obra original es valiosa, sobre todo si pensamos en algunas esculturas y pinturas, cualquier copia tendrá algunos rasgos que la hacen diferente e imperfecta de acuerdo al original. Por el hecho de existir y poseer unas características y cualidades propias, todos somos "originales", pero no quiere decir que somos personas "de una pieza", íntegros, es decir, auténticos. El valor de la autenticidad le da a la persona autoridad sobre sí mismo ante su iniciativa para proponerse y alcanzar metas altas, carácter estable y sinceridad a toda prueba, lo que le hace tener una coherencia de vida.
Aunque la autenticidad personal es en principio deseable, si faltas en ciertos elementos podría ir de hecho en detrimento de las relaciones interpersonales y el funcionamiento de la sociedad. Esos componentes necesarios de la autenticidad incluyen la conciencia, el análisis imparcial y el conocimiento preciso de uno mismo, el juicio reflexivo, la responsabilidad e integridad personal, el ser genuino y humilde, la empatía por el otro y el conocimiento de éste, así como la utilización óptima de las reacciones de los otros. Esos componentes tienen también que integrar la necesidad de limitar y ajustar la autenticidad de uno, dependiendo de la situación. Cualquier medida de autenticidad real no implica expresar el yo más íntimo, con todo su rango de emociones y cambios, en cualquier situación. En este contexto, ser consciente del momento presente, sin sesgos, tiene gran importancia, ya que mejora la claridad del diálogo interior y disminuye la implicación del ego. Pero, aún con todo ese rango de variables a considerar y con todas las precauciones tomadas, sería casi imposible tener en cuenta todas las incógnitas.
Es importante considerar cómo las expresiones auténticas de uno, por muy cautas que sean, serían percibidas e interpretadas por otros. La regla de oro de tratar a los demás como a uno le gustaría ser tratado es esencial y puede ser tomada como guía para convivir a plenitud.
¿Qué hacer entonces para ser auténticos? Evitar la mentira y la personalidad múltiple. Ser el mismo siempre, independientemente de las circunstancias. Luchar contra la vanidad, que nos lleva a elevarnos por encima de lo que somos para cubrir nuestras flaquezas o exaltar nuestras cualidades. Vivir de acuerdo a nuestras posibilidades, evitando lujos fuera de nuestro alcance. Prepararnos para adquirir aquellas destrezas o habilidades que nos hacen falta para el trabajo o para sacar adelante a la familia. Cooperación y comprensión para evitar el deseo de dominio sobre los demás, respetando sus derechos y opiniones. Ser fieles a las promesas que hemos hecho, de esta manera, somos fieles con nosotros mismos. Cumplir responsablemente con las obligaciones que hemos adquirido en la familia o el trabajo. Hacer a un lado simpatías e intereses propios, para poder juzgar y obrar justamente. Esforzarnos por vivir las leyes, normas y costumbres de nuestra sociedad. No tener miedo a que "me vean como soy". De cualquier manera, mientras no hagamos algo para cambiar, no podemos ser otra cosa.
La autenticidad da a la persona una natural confianza, pues con el paso del tiempo ha sabido cumplir con los deberes que le son propios, procurando perfeccionar el ejercicio vida personal profesional y laboral de estas labores superando la apatía y la superficialidad, sin quejas ni lamentaciones. Por la integridad que da el cultivo de este valor, nos convertimos en personas dignas de confianza y honorables, poniendo nuestras cualidades y aptitudes al servicio de los demás, pues nuestras miras van más allá de nuestra persona e intereses. La Reflexión para este artículo "El sentido de la vida, es darle a la vida sentido". Tavho. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia. Toda obra original es valiosa, sobre todo si pensamos en algunas esculturas y pinturas, cualquier copia tendrá algunos rasgos que la hacen diferente e imperfecta de acuerdo al original. Por el hecho de existir y poseer unas características y cualidades propias, todos somos "originales", pero no quiere decir que somos personas "de una pieza", íntegros, es decir, auténticos. El valor de la autenticidad le da a la persona autoridad sobre sí mismo ante su iniciativa para proponerse y alcanzar metas altas, carácter estable y sinceridad a toda prueba, lo que le hace tener una coherencia de vida.
Aunque la autenticidad personal es en principio deseable, si faltas en ciertos elementos podría ir de hecho en detrimento de las relaciones interpersonales y el funcionamiento de la sociedad. Esos componentes necesarios de la autenticidad incluyen la conciencia, el análisis imparcial y el conocimiento preciso de uno mismo, el juicio reflexivo, la responsabilidad e integridad personal, el ser genuino y humilde, la empatía por el otro y el conocimiento de éste, así como la utilización óptima de las reacciones de los otros. Esos componentes tienen también que integrar la necesidad de limitar y ajustar la autenticidad de uno, dependiendo de la situación. Cualquier medida de autenticidad real no implica expresar el yo más íntimo, con todo su rango de emociones y cambios, en cualquier situación. En este contexto, ser consciente del momento presente, sin sesgos, tiene gran importancia, ya que mejora la claridad del diálogo interior y disminuye la implicación del ego. Pero, aún con todo ese rango de variables a considerar y con todas las precauciones tomadas, sería casi imposible tener en cuenta todas las incógnitas.
Es importante considerar cómo las expresiones auténticas de uno, por muy cautas que sean, serían percibidas e interpretadas por otros. La regla de oro de tratar a los demás como a uno le gustaría ser tratado es esencial y puede ser tomada como guía para convivir a plenitud.
¿Qué hacer entonces para ser auténticos? Evitar la mentira y la personalidad múltiple. Ser el mismo siempre, independientemente de las circunstancias. Luchar contra la vanidad, que nos lleva a elevarnos por encima de lo que somos para cubrir nuestras flaquezas o exaltar nuestras cualidades. Vivir de acuerdo a nuestras posibilidades, evitando lujos fuera de nuestro alcance. Prepararnos para adquirir aquellas destrezas o habilidades que nos hacen falta para el trabajo o para sacar adelante a la familia. Cooperación y comprensión para evitar el deseo de dominio sobre los demás, respetando sus derechos y opiniones. Ser fieles a las promesas que hemos hecho, de esta manera, somos fieles con nosotros mismos. Cumplir responsablemente con las obligaciones que hemos adquirido en la familia o el trabajo. Hacer a un lado simpatías e intereses propios, para poder juzgar y obrar justamente. Esforzarnos por vivir las leyes, normas y costumbres de nuestra sociedad. No tener miedo a que "me vean como soy". De cualquier manera, mientras no hagamos algo para cambiar, no podemos ser otra cosa.
La autenticidad da a la persona una natural confianza, pues con el paso del tiempo ha sabido cumplir con los deberes que le son propios, procurando perfeccionar el ejercicio vida personal profesional y laboral de estas labores superando la apatía y la superficialidad, sin quejas ni lamentaciones. Por la integridad que da el cultivo de este valor, nos convertimos en personas dignas de confianza y honorables, poniendo nuestras cualidades y aptitudes al servicio de los demás, pues nuestras miras van más allá de nuestra persona e intereses. La Reflexión para este artículo "El sentido de la vida, es darle a la vida sentido". Tavho. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
viernes, 14 de diciembre de 2012
Asumiendo con responsabilidad los compromisos. PUBLICACIÓN DIARIO ULTIMA HORA 11-12-2012.
Asumiendo con responsabilidad los compromisos
10/12/2012 | 7:48 PM
(ENEIDA CHIRINOS) El compromiso, es un valor muy importante cuando buscamos el éxito y la plenitud. Con compromiso, me refiero a la firmeza inquebrantable por cumplir o hacer algo que nos hemos propuesto o que simplemente debemos hacer. Éste es justamente el valor que debe haber frente a tus sueños para que los puedas cumplir, porque si no te comprometes con tu éxito, jamás lo lograrás. El compromiso va mucho más allá de decir “está bien, lo haré”, es actuar en consecuencia, es planear el camino que seguirás para llegar a tu meta, es el enfoque en tus sueños y el trabajo constante hasta lograrlo. El valor del compromiso va más allá de cumplir con una obligación, es poner en juego nuestras capacidades para sacar adelante aquello que se nos ha confiado.
El hecho de aceptar finalmente un compromiso hace suponer que se conocen todos los aspectos, alcances y obligaciones que conlleva; la realidad en que creemos cumplir con aquello que a conciencia se nos ha encomendado: cumplimiento de horario de trabajo, obligaciones laborales, asistir a los compromisos académicos, profesionales, laborales y familiares. En realidad, estos son compromisos que deberíamos de cumplir voluntariamente los cuales nos hacen mejores trabajadores, hijos, estudiantes, padres y madres. Aún así hay personas que esperan exista un contrato, una promesa o una ineludible consecuencia para saber aceptar el compromiso.
Sin duda alguna, el compromiso es lo que trasforma una promesa en realidad, es la palabra que habla de valentía de nuestras intenciones, es la acción que habla más allá de las palabras, hacer tiempo cuando no lo hay, es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias se ponen adversas para poder cambiar las cosas, es el triunfo diario sobre el escepticismo, es la base para procurar cualquier tipo de cambio. La clave de nuestros logros radica en la capacidad que poseemos en comprometernos a crear algo que no existía, hasta ese momento, lo único que puede producir cambios en una acción comprometida con un objetivo. A veces creemos que sólo podemos comprometernos, cuando un sentido común nos muestra lo que podemos crear más de lo mismo que tenemos y que no alcanza. El compromiso necesita darse en el territorio, de lo que no nos es posible todavía para que sea a través de él que podamos conseguir lo que todavía no tenemos.
Podemos decir que es un fenómeno universal, aunque para muchos sea sólo una palabra y transcurra de manera transparente su significado. El único lugar donde vive el compromiso es en el lenguaje que se manifiesta como una acción en nuestra manera de hablar y escribir. El compromiso está directamente relacionado con nuestra manera de estar en el mundo y de ser en el. Pensemos y reflexionemos, en aquellos compromisos que ineludiblemente son los más importantes-
Como Padre de Familia: los hijos necesitan que dediquen más de su tiempo para jugar, enseñar, convivir y, lo más importante, conversar. Parte del compromiso de ser padres no está sólo en los medios materiales, implica buscar la amistad de los hijos.
Como Hijos: además de la sinceridad, obediencia y la ayuda en el hogar, esfuerzo en los estudios, los padres necesitan cariño, comprensión, cuidados y pequeños servicios, los cuales no piden pero, sin embargo, estarían muy agradecidos de recibirlos.
Como Pareja: es indispensable el amor y la fidelidad como parte esencial del compromiso, la comunicación y las atenciones constantes con pequeños detalles que enriquecen la relación; no olvidemos que lo importante no es lo material, lo verdaderamente importante es el amor, un beso, una caricia, una flor o simplemente palabras dulces que hagan y halaguen su persona.
Como Amigos: recordemos que la amistad se cultiva y se fortalece tanto como cuidemos los pequeños detalles que la harán grandiosa; un saludo efusivo, una simple llamada telefónica, un correo electrónico o un simple detalle, tiempo para compartir juntos harán que esta amistad perdure mucho tiempo.
Como Ciudadanos: no ser indiferentes ante la situación del país sin hacer nada para combatirlo, se debe apoyar las campañas de prevención y programas que beneficien a todos, promover la seguridad, educación, deporte, recreación y salud. Sea un buen ciudadano, con sentido común, porque nada cambia, si tú no cambias.
Como trabajadores: la responsabilidad de cumplir de manera eficaz y eficiente con nuestras funciones, la puntualidad, el acatamiento a las normativas, practicar el auténtico ejercicio de compromiso institucional, con el sentido de pertenencia y la corresponsabilidad. Trabajar en equipo para solventar las contingencias, generar climas organizacionales óptimos que promuevan relaciones interpersonales asertivas.
Propongámonos a partir de mañana a asumir el COMPROMISO de ser mejores cada día, de aprovechar cada instante que nos da la vida, cada momento que nos ofrecen las personas que realmente nos quieren, sin dejar de recordar y cuidar todo aquello que nos hace ser felices, personas con principios fundamentales, responsables e íntegras. La reflexión final de este artículo “Yo soy responsable por algo que ocurrirá en el futuro, que no ocurrirá en ausencia de mi compromiso”, James Selmam. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
El hecho de aceptar finalmente un compromiso hace suponer que se conocen todos los aspectos, alcances y obligaciones que conlleva; la realidad en que creemos cumplir con aquello que a conciencia se nos ha encomendado: cumplimiento de horario de trabajo, obligaciones laborales, asistir a los compromisos académicos, profesionales, laborales y familiares. En realidad, estos son compromisos que deberíamos de cumplir voluntariamente los cuales nos hacen mejores trabajadores, hijos, estudiantes, padres y madres. Aún así hay personas que esperan exista un contrato, una promesa o una ineludible consecuencia para saber aceptar el compromiso.
Sin duda alguna, el compromiso es lo que trasforma una promesa en realidad, es la palabra que habla de valentía de nuestras intenciones, es la acción que habla más allá de las palabras, hacer tiempo cuando no lo hay, es cumplir con lo prometido cuando las circunstancias se ponen adversas para poder cambiar las cosas, es el triunfo diario sobre el escepticismo, es la base para procurar cualquier tipo de cambio. La clave de nuestros logros radica en la capacidad que poseemos en comprometernos a crear algo que no existía, hasta ese momento, lo único que puede producir cambios en una acción comprometida con un objetivo. A veces creemos que sólo podemos comprometernos, cuando un sentido común nos muestra lo que podemos crear más de lo mismo que tenemos y que no alcanza. El compromiso necesita darse en el territorio, de lo que no nos es posible todavía para que sea a través de él que podamos conseguir lo que todavía no tenemos.
Podemos decir que es un fenómeno universal, aunque para muchos sea sólo una palabra y transcurra de manera transparente su significado. El único lugar donde vive el compromiso es en el lenguaje que se manifiesta como una acción en nuestra manera de hablar y escribir. El compromiso está directamente relacionado con nuestra manera de estar en el mundo y de ser en el. Pensemos y reflexionemos, en aquellos compromisos que ineludiblemente son los más importantes-
Como Padre de Familia: los hijos necesitan que dediquen más de su tiempo para jugar, enseñar, convivir y, lo más importante, conversar. Parte del compromiso de ser padres no está sólo en los medios materiales, implica buscar la amistad de los hijos.
Como Hijos: además de la sinceridad, obediencia y la ayuda en el hogar, esfuerzo en los estudios, los padres necesitan cariño, comprensión, cuidados y pequeños servicios, los cuales no piden pero, sin embargo, estarían muy agradecidos de recibirlos.
Como Pareja: es indispensable el amor y la fidelidad como parte esencial del compromiso, la comunicación y las atenciones constantes con pequeños detalles que enriquecen la relación; no olvidemos que lo importante no es lo material, lo verdaderamente importante es el amor, un beso, una caricia, una flor o simplemente palabras dulces que hagan y halaguen su persona.
Como Amigos: recordemos que la amistad se cultiva y se fortalece tanto como cuidemos los pequeños detalles que la harán grandiosa; un saludo efusivo, una simple llamada telefónica, un correo electrónico o un simple detalle, tiempo para compartir juntos harán que esta amistad perdure mucho tiempo.
Como Ciudadanos: no ser indiferentes ante la situación del país sin hacer nada para combatirlo, se debe apoyar las campañas de prevención y programas que beneficien a todos, promover la seguridad, educación, deporte, recreación y salud. Sea un buen ciudadano, con sentido común, porque nada cambia, si tú no cambias.
Como trabajadores: la responsabilidad de cumplir de manera eficaz y eficiente con nuestras funciones, la puntualidad, el acatamiento a las normativas, practicar el auténtico ejercicio de compromiso institucional, con el sentido de pertenencia y la corresponsabilidad. Trabajar en equipo para solventar las contingencias, generar climas organizacionales óptimos que promuevan relaciones interpersonales asertivas.
Propongámonos a partir de mañana a asumir el COMPROMISO de ser mejores cada día, de aprovechar cada instante que nos da la vida, cada momento que nos ofrecen las personas que realmente nos quieren, sin dejar de recordar y cuidar todo aquello que nos hace ser felices, personas con principios fundamentales, responsables e íntegras. La reflexión final de este artículo “Yo soy responsable por algo que ocurrirá en el futuro, que no ocurrirá en ausencia de mi compromiso”, James Selmam. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
martes, 4 de diciembre de 2012
PUBLICACIÓN DIARIO ULTIMA HORA. 15-11-2012. UNA SOCIEDAD PARA EL GENERAL JUAN GUILLERMO IRIBARREN.
Una sociedad para el General de Brigada Juan Guillermo Iribarren...
14/11/2012 | 5:55 PM
(ENEIDA CHIRINOS) Un hecho de notable trascendencia histórica para nuestro municipio Araure, se suscitó durante los últimos días del pasado mes de octubre, cuando se estuvieron juramentando en 215 instituciones del Nivel Media General del estado Portuguesa La Sociedad Iribarrense, una organización estudiantil ...
14/11/2012 | 5:55 PM
(ENEIDA CHIRINOS) Un hecho de notable trascendencia histórica para nuestro municipio Araure, se suscitó durante los últimos días del pasado mes de octubre, cuando se estuvieron juramentando en 215 instituciones del Nivel Media General del estado Portuguesa La Sociedad Iribarrense, una organización estudiantil ...
conformada
por los estudiantes de 4º y 5º año, cursantes de la asignatura
Instrucción Premilitar, con la finalidad de enaltecer el patriotismo y
lealtad a la patria del General Juan Guillermo Iribarren. Esta
iniciativa, de la cual soy fundadora y presidenta, forma parte de un
proyecto novedoso, ameno y didáctico con un abordaje sencillo de la
vida y obra de este prócer, en la cual se pretende crear los espacios
de difusión de la actuación de este joven araureño, así como la de
otros héroes o heroínas de Nuestra Independencia. La historia de una
nación, describe las acciones de hombres notables, que en un
determinado contexto histórico, geográfico y/o social, impulsados por
sus aspiraciones y actitudes, ofrendaron sus pensamientos, convicciones
y hasta su vida para consolidar un ideal que sobrepasa la significación
individual y colectiva; esta descripción constituye la semblanza de un
héroe. Nuestro país, le debe su libertad a muchos de éstos hombres que,
con gallarda valentía y sin egoísmos, se propusieron liberarnos del
yugo español, instaurando valores patrióticos y una profunda lealtad
hacia una tierra prodigiosa, con un gentilicio autóctono que se ha
enriquecido por la confluencia de etnias, y que ha sobrevivido a una
Guerra de Independencia para recuperar su nacionalidad y soberanía.
Nuestra percepción histórica magnánima del héroe o heroína es, sin duda, la de un hombre o mujer sin distinción de género que ha dado su vida por una noble misión en pro de un colectivo, así que día a día tenemos al frente a un héroe o heroína luchando por un ideal, que en tiempo y el espacio se quiere cristalizar; en fin, el logro de un sueño hecho realidad. La independencia, para muchos fue esta la motivación que les llevó a ofrendar a la patria, la vida, su vida. Uno de éstos próceres de Independencia, fue el General de Brigada Juan Guillermo Iribarren, nacido en la Villa de Araure, el 25 de Marzo de 1797, sus progenitores Don Juan Bautista Iribarren y Doña Margarita Chaquea, bautizado en la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, inicia su carrera militar a los diecisiete años, atendiendo el llamado a la patria, combatiendo las Batallas de Ospino, Los Cocos, Banco Largo, Galeras de Ortíz y Carabobo, llenándose de honores y escalando posiciones por su fervoroso valor y tácticas militares, plasmado en acciones heroicas que le merecieron el reconocimiento del General José Antonio Páez al otorgarle el Escudo de Oro, con el lema “Arrojo Asombroso” (1817), y El Libertador Simón Bolívar “La Orden de los Libertadores” (1818). Muere a los treinta años de edad y hasta el día de su muerte, el 28 de Abril de 1827, se mantuvo al frente del Cuartel General en Calabozo como Comandante General del IV Distrito Militar. Su nombre está inscrito en el monumento erigido en la Conmemoración de la Batalla de Carabobo, junto con todos los próceres que participaron en este acontecimiento, que puso fin a los días de tiranía y despotismo. Representó uno de los próceres que con gallardía defendieron la patria en pos de la libertad. Sus restos deben reposar en el Panteón Nacional. Según el Decreto Nº 1.876 de Fecha 27-03-1874 del Presidente Antonio Guzmán Blanco.
A 215 años de su nacimiento, los araureños, portugueseños y Venezolanos estamos en deuda moral con este héroe de independencia poco conocido y que, por demás, no se ha reconocido como tal; es uno de los héroes invisibilizados de nuestra gesta emancipadora, de ahí que sostengo la tesis de apoyar iniciativas que privilegian fomentar y propiciar espacios en la educación de nuestros jóvenes, con los valores que promuevan una identificación con lo patriótico, desde la visión del colectivo. Exaltar la vida y obra del General de Brigada de Juan Guillermo Iribarren desde la Sociedad Iribarrense, es un paso en la consciencia colectiva de nuestra visión del mundo, de lo que podemos hacer por valorar nuestro pasado gloriosamente histórico, aún mas a 200 años de la Batalla de Araure, Juan Guillermo necesita ser reconocido y comentado en todos los hogares de todos los municipios, al igual que Bolívar, Sucre, Páez y Miranda, entre otros de especial interés histórico. Así que, desde nuestras aulas y hogares, propiciemos espacios para comentar y discutir para que, sin duda alguna, Juan Guillermo esté presente cada día en la memoria latente de la colectividad. La invitación es a sacar a Juan Guillermo Iribarren del olvido, y con orgullo entre pecho y espalda, desde nuestro corazón mostrárselo al mundo.
Agradecida a Dios y a todos por su apoyo en esta noble misión. Al Coronel Luis Monagas Carrillo, coordinador regional de la Comisión Permanente de Instrucción Premilitar; Cronista de Araure, Lcdo. Wilfredo Bolívar; Lcda. Rosaura Galeno, autoridad única de Educación; Prof. Wacner Galíndez, coordinador regional de Docentes de Instrucción Premilitar; Jefes de los 14 Municipios Escolares; Red de Historia Memoria y Patrimonio; Coordinadores Municipales; Instructores Militares; Docentes Asesores y Estudiantes de Educación Media General de la asignatura Instrucción Premilitar. Gracias por el cariño y afecto que nos ofrecieron en las visitas a los municipios de nuestro Estado llanero, surcos de tierra generosa y fértil, en los que sembramos la semilla de nuestro Juan Guillermo, y estamos seguros que el sentido de pertenencia, entusiasmo y optimismo, hará que se sustente y crezca en la formación de valores y patriotismo de todos los jóvenes. Finalmente, la frase que acompañó estas Jornadas Pedagógicas en la que participaron los catorce municipios Portugueseños. ¡Pronto Volveremos a recoger nuestros frutos de Patria y Ciudadanía! ¡Araureños… Hagamos Historia…! arrojoasombroso@gmail.com, @aquiyahoraech
Nuestra percepción histórica magnánima del héroe o heroína es, sin duda, la de un hombre o mujer sin distinción de género que ha dado su vida por una noble misión en pro de un colectivo, así que día a día tenemos al frente a un héroe o heroína luchando por un ideal, que en tiempo y el espacio se quiere cristalizar; en fin, el logro de un sueño hecho realidad. La independencia, para muchos fue esta la motivación que les llevó a ofrendar a la patria, la vida, su vida. Uno de éstos próceres de Independencia, fue el General de Brigada Juan Guillermo Iribarren, nacido en la Villa de Araure, el 25 de Marzo de 1797, sus progenitores Don Juan Bautista Iribarren y Doña Margarita Chaquea, bautizado en la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, inicia su carrera militar a los diecisiete años, atendiendo el llamado a la patria, combatiendo las Batallas de Ospino, Los Cocos, Banco Largo, Galeras de Ortíz y Carabobo, llenándose de honores y escalando posiciones por su fervoroso valor y tácticas militares, plasmado en acciones heroicas que le merecieron el reconocimiento del General José Antonio Páez al otorgarle el Escudo de Oro, con el lema “Arrojo Asombroso” (1817), y El Libertador Simón Bolívar “La Orden de los Libertadores” (1818). Muere a los treinta años de edad y hasta el día de su muerte, el 28 de Abril de 1827, se mantuvo al frente del Cuartel General en Calabozo como Comandante General del IV Distrito Militar. Su nombre está inscrito en el monumento erigido en la Conmemoración de la Batalla de Carabobo, junto con todos los próceres que participaron en este acontecimiento, que puso fin a los días de tiranía y despotismo. Representó uno de los próceres que con gallardía defendieron la patria en pos de la libertad. Sus restos deben reposar en el Panteón Nacional. Según el Decreto Nº 1.876 de Fecha 27-03-1874 del Presidente Antonio Guzmán Blanco.
A 215 años de su nacimiento, los araureños, portugueseños y Venezolanos estamos en deuda moral con este héroe de independencia poco conocido y que, por demás, no se ha reconocido como tal; es uno de los héroes invisibilizados de nuestra gesta emancipadora, de ahí que sostengo la tesis de apoyar iniciativas que privilegian fomentar y propiciar espacios en la educación de nuestros jóvenes, con los valores que promuevan una identificación con lo patriótico, desde la visión del colectivo. Exaltar la vida y obra del General de Brigada de Juan Guillermo Iribarren desde la Sociedad Iribarrense, es un paso en la consciencia colectiva de nuestra visión del mundo, de lo que podemos hacer por valorar nuestro pasado gloriosamente histórico, aún mas a 200 años de la Batalla de Araure, Juan Guillermo necesita ser reconocido y comentado en todos los hogares de todos los municipios, al igual que Bolívar, Sucre, Páez y Miranda, entre otros de especial interés histórico. Así que, desde nuestras aulas y hogares, propiciemos espacios para comentar y discutir para que, sin duda alguna, Juan Guillermo esté presente cada día en la memoria latente de la colectividad. La invitación es a sacar a Juan Guillermo Iribarren del olvido, y con orgullo entre pecho y espalda, desde nuestro corazón mostrárselo al mundo.
Agradecida a Dios y a todos por su apoyo en esta noble misión. Al Coronel Luis Monagas Carrillo, coordinador regional de la Comisión Permanente de Instrucción Premilitar; Cronista de Araure, Lcdo. Wilfredo Bolívar; Lcda. Rosaura Galeno, autoridad única de Educación; Prof. Wacner Galíndez, coordinador regional de Docentes de Instrucción Premilitar; Jefes de los 14 Municipios Escolares; Red de Historia Memoria y Patrimonio; Coordinadores Municipales; Instructores Militares; Docentes Asesores y Estudiantes de Educación Media General de la asignatura Instrucción Premilitar. Gracias por el cariño y afecto que nos ofrecieron en las visitas a los municipios de nuestro Estado llanero, surcos de tierra generosa y fértil, en los que sembramos la semilla de nuestro Juan Guillermo, y estamos seguros que el sentido de pertenencia, entusiasmo y optimismo, hará que se sustente y crezca en la formación de valores y patriotismo de todos los jóvenes. Finalmente, la frase que acompañó estas Jornadas Pedagógicas en la que participaron los catorce municipios Portugueseños. ¡Pronto Volveremos a recoger nuestros frutos de Patria y Ciudadanía! ¡Araureños… Hagamos Historia…! arrojoasombroso@gmail.com, @aquiyahoraech
Ultima Hora Digital. Columna Aqui y Ahora. Valentía y fortaleza ¡aceptar la realidad! 04/12/2012 |
Valentía y fortaleza ¡aceptar la realidad!
03/12/2012 | 7:24 PM
(ENEIDA CHIRINOS)
Vivir en la verdad puede parecernos una meta idealista; sin embargo, la más humilde de las acciones -el aceptar la realidad tal cual es, antes de reaccionar ante ella- nos acerca enormemente a la verdad. De hecho, aceptar la realidad es ya una manera vivir en la verdad.
Imaginemos que alguien recorriendo un camino rural llega a un abismo y descubre que el puente que allí había se ha derrumbado. A nadie se le ocurre ni quedarse allí indefinidamente lamentándose y exigiendo al gobierno que lo reconstruya; ni tampoco intentar atravesar el abismo por donde debería estar el puente y caer al vacío solo porque “no puedo aceptar que el puente no esté ahí”. Todo el mundo, tras refunfuñar un rato, comprende que debe dar un rodeo y sigue el camino.
Esto, que es tan obvio referido a esta historia, parece no serlo tanto en la mayoría de las cosas de la vida, ya que las personas sufrimos infinitamente, nos hacemos y hacemos daño, perdemos tiempo y energía tratando de forzar a la realidad para que sea como nosotros creemos que debe ser (que es “casualmente “como nos gustaría que fuera).
Las personas solemos proceder igual que en el ejemplo del puente, nos quedamos indefinidamente lamentándonos y exigiendo que se cumpla nuestra voluntad -¡Para eso tenemos razón!- e incluso tratamos de pasar por donde no se puede y fracasamos una y otra vez.
Gran parte de la confusión y el dolor lleva a la gente a preguntarse ¿cómo me puede pasar esto a mí?... ¿Por qué se comporta así? entre un sinfín de otras interrogantes, que se deriva en acciones muy parecidas al ejemplo, ya que la primera fuente de dolor y sufrimiento, es nuestra ignorancia sobre el funcionamiento de la realidad y las leyes que la rigen (lo que se denomina “dharma”).
Es imprescindible aceptar la realidad tal cual es, para a continuación elaborar una estrategia inteligente ante ella. En el caso del puente, por ejemplo, podemos buscar otro camino o ponernos a trabajar en su reconstrucción, pero sólo después de haber aceptado que ya no está y, por supuesto, sin negar este hecho ni precipitarnos al abismo sólo porque allí debería estar el puente.
Aceptar la realidad no es negarse a transformarla (esto es muy importante entenderlo), aceptar la realidad es la única forma de transformarla eficientemente, ya que de lo contrario no conoceremos adecuadamente qué es lo que estamos transformando. Además, sólo
“transformaremos” en el caso que veamos que ésta es la mejor opción, cosa que sólo podremos decidir adecuadamente si no reaccionamos visceralmente queriendo transformar antes de comprender.
Así tenemos, que el que decidió cambiar su camino al descubrir el puente caído, le sucedió que a causa de este imprevisto se encontró con personas y le pasaron cosas que fueron muy beneficiosas para él, y que no le hubieran pasado si hubiera seguido el camino que tenía previsto. Cosas similares podrían sucederle a aquel que se quedó a reconstruir el puente, y esto es así, porque muchas veces la suerte elige estos imprevistos para enriquecer nuestra vida y nuestras oportunidades.
No nos precipitemos, pues actuar de modo irreflexivo bajo la falsa concepción de que actuar es siempre lo mejor, porque de lo contrario podríamos ser unos “pasivos”, aceptemos previamente que, aquí y ahora, las cosas son tal y como son, nos guste más o nos guste menos, debiera o no debiera ser así, sea justo o injusto, entre otros, y después permitamos a nuestra sabiduría, a nuestro buen juicio y a nuestra intuición, elegir el camino más provechoso, sea éste una decidida acción transformadora o sea el camino de la no-acción. De este modo, fluiremos armoniosamente con el concierto universal y veremos como todo va encajando. Además, descubriremos asombrados cómo muchas veces lo que parecía malo termina siendo lo mejor, y lo que creíamos que era un inconveniente termina siendo de gran beneficio, pero sobre todo veremos despertar en nosotros la certeza de que esta actitud es infinitamente más madura y acertada que la anterior, e inclusive recordaremos como una pesadilla de ansiedad y confusión, a épocas anteriores cuando reaccionábamos visceralmente ante todo, aunque por entonces creíamos actuar correctamente y ser personas activas y con “empuje”.
La reflexión para este artículo es la Oración por la Serenidad: “Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; Valor para cambiar las cosas que puedo; y Sabiduría para conocer la diferencia. Viviendo un día a la vez; disfrutando un momento a la vez; aceptando dificultades como el camino a la paz”.
jemyrsch@gmail.com
jemyrsch@hotmail.com
Vivir en la verdad puede parecernos una meta idealista; sin embargo, la más humilde de las acciones -el aceptar la realidad tal cual es, antes de reaccionar ante ella- nos acerca enormemente a la verdad. De hecho, aceptar la realidad es ya una manera vivir en la verdad.
Imaginemos que alguien recorriendo un camino rural llega a un abismo y descubre que el puente que allí había se ha derrumbado. A nadie se le ocurre ni quedarse allí indefinidamente lamentándose y exigiendo al gobierno que lo reconstruya; ni tampoco intentar atravesar el abismo por donde debería estar el puente y caer al vacío solo porque “no puedo aceptar que el puente no esté ahí”. Todo el mundo, tras refunfuñar un rato, comprende que debe dar un rodeo y sigue el camino.
Esto, que es tan obvio referido a esta historia, parece no serlo tanto en la mayoría de las cosas de la vida, ya que las personas sufrimos infinitamente, nos hacemos y hacemos daño, perdemos tiempo y energía tratando de forzar a la realidad para que sea como nosotros creemos que debe ser (que es “casualmente “como nos gustaría que fuera).
Las personas solemos proceder igual que en el ejemplo del puente, nos quedamos indefinidamente lamentándonos y exigiendo que se cumpla nuestra voluntad -¡Para eso tenemos razón!- e incluso tratamos de pasar por donde no se puede y fracasamos una y otra vez.
Gran parte de la confusión y el dolor lleva a la gente a preguntarse ¿cómo me puede pasar esto a mí?... ¿Por qué se comporta así? entre un sinfín de otras interrogantes, que se deriva en acciones muy parecidas al ejemplo, ya que la primera fuente de dolor y sufrimiento, es nuestra ignorancia sobre el funcionamiento de la realidad y las leyes que la rigen (lo que se denomina “dharma”).
Es imprescindible aceptar la realidad tal cual es, para a continuación elaborar una estrategia inteligente ante ella. En el caso del puente, por ejemplo, podemos buscar otro camino o ponernos a trabajar en su reconstrucción, pero sólo después de haber aceptado que ya no está y, por supuesto, sin negar este hecho ni precipitarnos al abismo sólo porque allí debería estar el puente.
Aceptar la realidad no es negarse a transformarla (esto es muy importante entenderlo), aceptar la realidad es la única forma de transformarla eficientemente, ya que de lo contrario no conoceremos adecuadamente qué es lo que estamos transformando. Además, sólo
“transformaremos” en el caso que veamos que ésta es la mejor opción, cosa que sólo podremos decidir adecuadamente si no reaccionamos visceralmente queriendo transformar antes de comprender.
Así tenemos, que el que decidió cambiar su camino al descubrir el puente caído, le sucedió que a causa de este imprevisto se encontró con personas y le pasaron cosas que fueron muy beneficiosas para él, y que no le hubieran pasado si hubiera seguido el camino que tenía previsto. Cosas similares podrían sucederle a aquel que se quedó a reconstruir el puente, y esto es así, porque muchas veces la suerte elige estos imprevistos para enriquecer nuestra vida y nuestras oportunidades.
No nos precipitemos, pues actuar de modo irreflexivo bajo la falsa concepción de que actuar es siempre lo mejor, porque de lo contrario podríamos ser unos “pasivos”, aceptemos previamente que, aquí y ahora, las cosas son tal y como son, nos guste más o nos guste menos, debiera o no debiera ser así, sea justo o injusto, entre otros, y después permitamos a nuestra sabiduría, a nuestro buen juicio y a nuestra intuición, elegir el camino más provechoso, sea éste una decidida acción transformadora o sea el camino de la no-acción. De este modo, fluiremos armoniosamente con el concierto universal y veremos como todo va encajando. Además, descubriremos asombrados cómo muchas veces lo que parecía malo termina siendo lo mejor, y lo que creíamos que era un inconveniente termina siendo de gran beneficio, pero sobre todo veremos despertar en nosotros la certeza de que esta actitud es infinitamente más madura y acertada que la anterior, e inclusive recordaremos como una pesadilla de ansiedad y confusión, a épocas anteriores cuando reaccionábamos visceralmente ante todo, aunque por entonces creíamos actuar correctamente y ser personas activas y con “empuje”.
La reflexión para este artículo es la Oración por la Serenidad: “Dios, dame la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar; Valor para cambiar las cosas que puedo; y Sabiduría para conocer la diferencia. Viviendo un día a la vez; disfrutando un momento a la vez; aceptando dificultades como el camino a la paz”.
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