Dilemas, paradojas y límites de autenticidad
08/01/2013 | 6:52 PM
(ENEIDA CHIRINOS) La autenticidad y la falta de ella no se consideran estados mutuamente exclusivos, sino conceptos mutuamente dependientes. Uno no puede descubrir la autenticidad personal evitando el mundo externo, sino sumergiéndose en él. En ese caso, la autenticidad emerge como resultado de enfrentarse constantemente a las influencias y presiones externas. La paradoja de la autenticidad es que el individuo lucha por lograr mayor autenticidad a través de sumergirse en el mundo externo, donde la adaptación a éste puede erosionar la autenticidad. También hay características específicas a cada cultura o estructura social, y límites al conocimiento de uno mismo. Eso se complica aún más por la presencia de ilusiones cognitivas y sesgos, incluyendo el autoengaño, la tendencia a creer que las cosas saldrán bien y a comportarse de forma diferente al ser observado.
Como nuestras vidas operan a un nivel probabilístico, la autenticidad solo puede ser descubierta en la incertidumbre. Así pues, otra paradoja; la autenticidad solo se puede conseguir a través de la inmersión en la incertidumbre y la duda, pero estas dificultan el descubrimiento del verdadero yo, sin el cual no se puede conseguir la autenticidad humana. Durante la vida, los individuos tienen que luchar con los dilemas de la autenticidad personal. Esa lucha involucra varias identidades, principios e ideales, que se re-evalúan constantemente durante el análisis de uno mismo y a través de la socialización. Uno de los dilemas de la autenticidad personal tiene que ver con el hecho de que, aunque la mayoría de los atributos personales cambian con el tiempo, uno espera que la autenticidad tenga algo de consistencia. La aparente contradicción reside en el requerimiento de que haya a su vez cambio y consistencia. En otras palabras, como la identidad del individuo está cambiando y evolucionando constantemente, ¿cómo puede uno determinar su identidad instantánea, o reconocer la autenticidad a lo largo de una vida, o descubrir el significado de la autenticidad? Tal vez, el valor de la autenticidad no está en su consistencia, sino en su evolución consistente a lo largo de la vida del individuo.
El sentido de la autenticidad puede ser reconocido al pensar en la falta de ella, ya que uno debe contrastar la autenticidad con su opuesto. Así pues, aquí está el dilema: si uno cree que uno es auténtico y no se da cuenta de ninguna falta de autenticidad, uno no puede estar realmente seguro de su autenticidad. Este dilema está relacionado con la presencia universal de los opuestos y la tensión entre ellos. La percepción humana del mundo exterior y de la vida interior, junto con todas las interpretaciones y conocimiento, incluyendo los que están relacionados con el sujeto, están entrelazadas y son inseparables. Coexisten como componentes de un rompecabezas, pero no se pueden separar en elementos simples.
La mente consciente está limitada a solo varios bits de información o ideas para la comparación y el análisis en un determinado instante. Esos bits o ideas pueden surgir de los pensamientos del individuo o del mundo externo. Eso acota la capacidad de la mente humana para examinar cantidades mayores de información o varios aspectos de un tema dado. La mente tiende a llenar los huecos con los detalles que tiene a su disposición y con hechos de la memoria, que contiene solo un conocimiento parcial. Además, la comprensión humana está limitada por los sentidos, que solo perciben una pequeña fracción de lo que está potencialmente disponible en el mundo externo. Así pues, eso nos lleva a un entendimiento incompleto, en el mejor de los casos, o a una representación errónea, en el peor, de lo que observamos, experimentamos o imaginamos dentro de nuestras limitaciones y categorías. Así pues, el conocimiento humano siempre queda incompleto.
En relación a la lista de principios y atributos de la autenticidad personal, como la mente consciente está limitada a analizar solo varios objetos a la vez, esa limitación de la mente para considerar simultáneamente todos esos principios y atributos pone límites al razonamiento humano sin la plena conciencia de la gran variedad de esos principios y atributos de la autenticidad, no se puede lograr la autenticidad personal completa. En cualquier momento, la autenticidad solo puede ser parcial.
La complejidad de la existencia humana hace que cualquier descubrimiento no ambiguo de la identidad personal sea un desafío monumental. La identidad personal está influida por una gran variedad de factores, incluyendo varios intereses y deseos, que están mezclados de forma compleja y que pueden dar como resultado rasgos y comportamientos impredecibles. Debido a las limitaciones inherentes a la mente humana, el análisis se suele simplificar, y la interdependencia intrincada de varios elementos que juegan un papel esencial en la formación de la identidad personal se suele pasar por alto. Eso puede dar como resultado una investigación fragmentada y la ilusión de comprender la identidad personal. Otro límite en la búsqueda de la autenticidad tiene que ver con el lenguaje. El propósito principal del lenguaje es expresar y comunicar ideas, pensamientos, información y sentimientos. Pero está abierto a las malas interpretaciones y a la distorsión. Los límites del lenguaje y del pensamiento humano son algunas de las barreras a la autenticidad humana. Las palabras y el lenguaje a menudo no son adecuadas para expresar todo el espectro de pensamientos y sentimientos que tiene una persona. Algunas cosas no pueden ser expresadas de ninguna manera. Las palabras y las frases son a menudo ambiguas, porque tienen más de un significado. Además, los pensamientos y percepciones cambiantes sobre uno mismo pueden no ser comprensibles, así que expresarlos usando las palabras y el lenguaje puede no ser siempre consistente. Uno puede también preguntarse si las palabras representan de hecho la realidad o solo un concepto de realidad, o una representación reducida de la realidad, o si las palabras y el lenguaje pueden incluso generar multitud de realidades separadas.
El lenguaje media la experiencia, la comprensión y la comunicación. Así pues, una conciencia de uno mismo completamente auténtica o no mediada es casi inalcanzable. Además, cualquier descubrimiento objetivo del yo es solo posible sin ideas preconcebidas y sesgos. Por lo tanto, ningún tipo de auto-análisis, por muy largo y detallado que sea, puede revelar la identidad real de uno. Un lenguaje completamente transparente, con una correspondencia clara y directa entre pensamientos y palabras, no existe. Las alegorías, connotaciones, implicaciones y metáforas son las mayores causas de malentendidos e interpretaciones erróneas en la comunicación. En algunos conceptos, como en la ficción y en la poesía, algo de ambigüedad es deseable, porque cada individuo crea nuevos significados a través de sus asociaciones e interpretaciones. Pero en la comunicación auténtica, la habilidad de pensar claramente y comunicar pensamientos de forma precisa es muy importante. Por lo tanto, uno debe siempre ser cuidadoso con las posibles ambigüedades en el lenguaje. Al final, la interpretación por parte del oyente del bit de información pronunciado o escrito determinará si la información fue recibida como se pretendía. La reflexión para este artículo "El ser auténtico radica en la síntesis armoniosa de ser igual como todas las personas y a la vez excepcional como nadie”. César Benites. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
Como nuestras vidas operan a un nivel probabilístico, la autenticidad solo puede ser descubierta en la incertidumbre. Así pues, otra paradoja; la autenticidad solo se puede conseguir a través de la inmersión en la incertidumbre y la duda, pero estas dificultan el descubrimiento del verdadero yo, sin el cual no se puede conseguir la autenticidad humana. Durante la vida, los individuos tienen que luchar con los dilemas de la autenticidad personal. Esa lucha involucra varias identidades, principios e ideales, que se re-evalúan constantemente durante el análisis de uno mismo y a través de la socialización. Uno de los dilemas de la autenticidad personal tiene que ver con el hecho de que, aunque la mayoría de los atributos personales cambian con el tiempo, uno espera que la autenticidad tenga algo de consistencia. La aparente contradicción reside en el requerimiento de que haya a su vez cambio y consistencia. En otras palabras, como la identidad del individuo está cambiando y evolucionando constantemente, ¿cómo puede uno determinar su identidad instantánea, o reconocer la autenticidad a lo largo de una vida, o descubrir el significado de la autenticidad? Tal vez, el valor de la autenticidad no está en su consistencia, sino en su evolución consistente a lo largo de la vida del individuo.
El sentido de la autenticidad puede ser reconocido al pensar en la falta de ella, ya que uno debe contrastar la autenticidad con su opuesto. Así pues, aquí está el dilema: si uno cree que uno es auténtico y no se da cuenta de ninguna falta de autenticidad, uno no puede estar realmente seguro de su autenticidad. Este dilema está relacionado con la presencia universal de los opuestos y la tensión entre ellos. La percepción humana del mundo exterior y de la vida interior, junto con todas las interpretaciones y conocimiento, incluyendo los que están relacionados con el sujeto, están entrelazadas y son inseparables. Coexisten como componentes de un rompecabezas, pero no se pueden separar en elementos simples.
La mente consciente está limitada a solo varios bits de información o ideas para la comparación y el análisis en un determinado instante. Esos bits o ideas pueden surgir de los pensamientos del individuo o del mundo externo. Eso acota la capacidad de la mente humana para examinar cantidades mayores de información o varios aspectos de un tema dado. La mente tiende a llenar los huecos con los detalles que tiene a su disposición y con hechos de la memoria, que contiene solo un conocimiento parcial. Además, la comprensión humana está limitada por los sentidos, que solo perciben una pequeña fracción de lo que está potencialmente disponible en el mundo externo. Así pues, eso nos lleva a un entendimiento incompleto, en el mejor de los casos, o a una representación errónea, en el peor, de lo que observamos, experimentamos o imaginamos dentro de nuestras limitaciones y categorías. Así pues, el conocimiento humano siempre queda incompleto.
En relación a la lista de principios y atributos de la autenticidad personal, como la mente consciente está limitada a analizar solo varios objetos a la vez, esa limitación de la mente para considerar simultáneamente todos esos principios y atributos pone límites al razonamiento humano sin la plena conciencia de la gran variedad de esos principios y atributos de la autenticidad, no se puede lograr la autenticidad personal completa. En cualquier momento, la autenticidad solo puede ser parcial.
La complejidad de la existencia humana hace que cualquier descubrimiento no ambiguo de la identidad personal sea un desafío monumental. La identidad personal está influida por una gran variedad de factores, incluyendo varios intereses y deseos, que están mezclados de forma compleja y que pueden dar como resultado rasgos y comportamientos impredecibles. Debido a las limitaciones inherentes a la mente humana, el análisis se suele simplificar, y la interdependencia intrincada de varios elementos que juegan un papel esencial en la formación de la identidad personal se suele pasar por alto. Eso puede dar como resultado una investigación fragmentada y la ilusión de comprender la identidad personal. Otro límite en la búsqueda de la autenticidad tiene que ver con el lenguaje. El propósito principal del lenguaje es expresar y comunicar ideas, pensamientos, información y sentimientos. Pero está abierto a las malas interpretaciones y a la distorsión. Los límites del lenguaje y del pensamiento humano son algunas de las barreras a la autenticidad humana. Las palabras y el lenguaje a menudo no son adecuadas para expresar todo el espectro de pensamientos y sentimientos que tiene una persona. Algunas cosas no pueden ser expresadas de ninguna manera. Las palabras y las frases son a menudo ambiguas, porque tienen más de un significado. Además, los pensamientos y percepciones cambiantes sobre uno mismo pueden no ser comprensibles, así que expresarlos usando las palabras y el lenguaje puede no ser siempre consistente. Uno puede también preguntarse si las palabras representan de hecho la realidad o solo un concepto de realidad, o una representación reducida de la realidad, o si las palabras y el lenguaje pueden incluso generar multitud de realidades separadas.
El lenguaje media la experiencia, la comprensión y la comunicación. Así pues, una conciencia de uno mismo completamente auténtica o no mediada es casi inalcanzable. Además, cualquier descubrimiento objetivo del yo es solo posible sin ideas preconcebidas y sesgos. Por lo tanto, ningún tipo de auto-análisis, por muy largo y detallado que sea, puede revelar la identidad real de uno. Un lenguaje completamente transparente, con una correspondencia clara y directa entre pensamientos y palabras, no existe. Las alegorías, connotaciones, implicaciones y metáforas son las mayores causas de malentendidos e interpretaciones erróneas en la comunicación. En algunos conceptos, como en la ficción y en la poesía, algo de ambigüedad es deseable, porque cada individuo crea nuevos significados a través de sus asociaciones e interpretaciones. Pero en la comunicación auténtica, la habilidad de pensar claramente y comunicar pensamientos de forma precisa es muy importante. Por lo tanto, uno debe siempre ser cuidadoso con las posibles ambigüedades en el lenguaje. Al final, la interpretación por parte del oyente del bit de información pronunciado o escrito determinará si la información fue recibida como se pretendía. La reflexión para este artículo "El ser auténtico radica en la síntesis armoniosa de ser igual como todas las personas y a la vez excepcional como nadie”. César Benites. jemyrsch@gmail.com, @aquiyahoraech
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